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Categoría: Publicidad

Publicidad, o el cómo saber venderse

Publicidad, o el cómo saber venderse

El marketing es una cosa seria, vaya que sí. Hasta la aparición de la publicidad, y su conversión en ciencia de la información, había habido diversos métodos de dar a conocer noticias o productos: el boca a boca primero, los panfletos después. La invención de la imprenta dio la oportunidad de imprimir noticias, pero cuando se vio que la gran mayoría de la población no sabía leer, los panfletos ayudaron a que el público entendiera su mensaje a base de dibujos claros y concisos, y en ocasiones humorísticos. Al principio, tampoco es que hiciera falta demasiado publicitar unos productos que eran básicos y todo el mundo necesitaba; después, cuando el comercio hizo su aparición, la cosa empezó a cambiar, pues el consumismo necesitaba que la gente conociera mercancía que a priori no necesitaba, pero que era deseada por todo. Esa fue nuestra perdición, amigos míos, y el inicio del capitalismo.

Pero esa es otra historia, y a lo que iba es que, en la actualidad, la publicidad nos rodea sin ningún tipo de compasión. Todo se publicita, e incluso en mi trabajo en el campo de la comunicación, veo cómo los artículos tanto en prensa impresa como en online está llenos de anuncios y pop-ups. Que una noticia tenga que estar rodeada de dos o tres elementos para ofrecer un producto es necesario para la financiación del medio, es cierto; pero, como usuaria directa, tengo que reconocer que me fastidia bastante. Pero ¿qué le vamos a hacer? Como digo, el marketing se ha desarrollado tanto, que los estudios de mercado casi dan para teorías sociales, investigando grupos de edad, preferencias, necesidades…; y aplicando técnicas de psiquiatría, psicología… vamos, que es cosa seria, y cada vez se equivocan menos.

Ahora, la cuestión es: ¿todo es lícito en publicidad? Bien, se trata de jugar con los deseos y necesidades del consumidor, la mayor parte de las veces tirando de mensajes subliminales. Entonces, ¿qué opinión te merece la campaña publicitaria del actor porno Jordi, más conocido como «el Niño Polla«? Se hizo famoso hace unos años por su carita de chico inocente y su falo de grandes dimensiones, de la mano de Torbe, otro que tal baila. Y ahora se dedica a anunciar colchones, dice que «da igual si te gusta duro, o no». No sé si la campaña publicitaria está bien diseñada, o es más bien burda; lo que es cierto es que como reclamo está funcionando bien, porque esa es otra de las técnicas de marketing: hacer que un famoso te ofrezca algo.

No me extraña que el tipo se haya pasado al lado luminoso, si consideramos el oscuro el tenebroso mundo del porno. Digo tenebroso porque parece estar entre tinieblas, unas donde nadie dice querer penetrar, pero donde todos hemos metido ojo y comprobar lo que hay más allá. La publicidad en los videos porno es casi innecesaria, pues es un producto que se vende solo; en este sentido, si se publicita algo, es solo más de lo mismo. Cámaras web, ciberporno gratis, cibersexo a través de chats o videochats… son productos generalmente de pago que se cuelan en los contenidos de porno gratis. Y como internet es el escenario perfecto para que la pornografía campe por doquier, y en efecto lo hace, basta con un poco de navegación por la red para acabar encontrando lo que se quiere en las miles de webs porno.

Otro tema serían los cauces por los que la publicidad quiere llegar al público, eso también está cambiando, y en realidad es que no les queda otra. Ahora no hay nada más en boga que las redes sociales, con sus millones de visitantes, y miles de influencers cuyo mayor valor es que tienen un montón de seguidores, vete a saber por qué. Está claro que quien domine estas redes, dominará el mundo, así que seguramente el mundo de la publicidad tirará por ahí. ¿Y dejaremos de ver anuncios televisivos y radiofónicos, apartados publicitarios en los periódicos y pancartas por nuestras ciudades? Eso solo el tiempo lo dirá.